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domingo, octubre 14, 2007

LA SOLE VOLVIO AL PAIS Y FESTEJA EN AREQUITO.

“Lucho con crear un artista exitoso y conservar las raíces”
“Esperaba mucho los domingos para ir a lo de la abuela para comer los tallarines. Ella los amasaba y los cortaba a cuchillo. Éramos una familia de clase media baja. Recuerdo la primera vez que me compraron mis zapatillas “Adidas”, para mí fue ¡guau!, había que cuidarlas porque eso te tenía que durar. Lo cuento como una anécdota. No como algo sufrido. Eso le pasaba a todo el mundo”, recordó Soledad Pastorutti en medio de una entrevista. El “Huracán de Arequito” dio tres shows en Paraguay, en que fue su tercera visita. Hoy irá a su pueblo a festejar sus 27 años. El jueves fue su cumpleaños y lo vivió en Asunción, acompañada de su flamante esposo con quien se casó hace cinco meses, y de su hermana Natalia.
-¿Cómo recordás tu niñez?- Muy feliz. Iba a lo de la abuela. Después iba al campo de mis primos que quedaba cerca y no veía la hora de estar descalza, embarrarme, treparme a un árbol. Siempre con mi hermana Natalia. Ella era como más tranquila.

- ¿Cómo era tu familia?- Mi mamá era súper cariñosa, lo sigue siendo y mi papá es un tipazo. Mi papá es un tipo que siempre estuvo ahí. Con él peleo mucho, pero en mis peores momentos es la primera persona que llamo. Mi mamá es la persona que me enseñó a amar, a abrazar. Ella –no es que no estaba tan de acuerdo con la cuestión artística–, pero cuando mi papá me llevaba a festivales era como más la locura de él que mía. Era su sueño. Mi mamá le decía: no le hinchés, déjala si se quiere quedar.

- ¿Qué diferencia notás entre el antes y el ahora de la familia?- Antes no era tanto como ahora que si no tenés las zapatillas de tal marca. Recuerdo que la primera vez me las compraron, había que cuidarlas. Lo mismo que el conjunto de gimnasia que te lo compraban tres metros más largo.

- ¿Afectó tu adolescencia el hecho de que hayas triunfado a los 15 años?- Sí. Por supuesto. Lo bueno es que no fue en vano. Hay cosas que perdí y que sigo perdiendo. Creo que cualquier persona quiere estar cerca de su familia, de su pueblo. Yo siempre estoy deseando estar ahí. Por ejemplo, vuelvo el domingo a Argentina y ese mismo día voy con el auto hasta mi pueblo a pasar el domingo con mi familia. Pero también es cierto que cuando uno elige una carrera toma un camino y tiene que dejar cosas de lado.

- En algún momento otros folkloristas criticaron mucho tu estilo ¿Cómo recibiste eso?- En algunos casos es natural. Me pasa, quizá ahora a mí, cuando arranca algún artista o viene algún papá que me dice que tiene alguien que canta, los prejuicios existen en todo ser humano. Lo primero que uno dice es, hay que darle tiempo a ver qué pasa. Muchos dijeron eso y en algunos casos se malinterpretó. Otros si salieron a darme un poco más duro.

- ¿Cómo surge lo de revolear el poncho?- Desde chiquita. Mi carrera empezó a los 15 pero, yo a los 13 o a los 12 ya revoleaba el poncho. Desde los ocho que canto. En realidad lo que hice es copiar al público. No fue un invento mío. Es como una manera de arengar.

- ¿Por qué crees que vinieron las críticas?- El problema es que el folklore siempre ha sido como un género muy estático. Hasta ese momento era como que había que pararse muy solemnemente cantar. Yo creo que habrá sido por la edad. No sé si le falté al respeto pero era muy hipersinética y a esa edad me movía demasiado en el escenario y a mucha gente eso no le gustaba. Esa es mi personalidad. Yo soy así. Pero hay gente que lo tomó muy bien, a Horacio Guaraní le gustó desde el vamos.

- Algunas biografías hablan de la influencia del Martín Fierro en tu carrera ¿cómo se da?- Mi papá se lo recita. En mi vida no tanto porque te tengo que confesar que yo lo leí, pero no entero. Pero siempre recuerdo los versos de mi papá, porque viajábamos y se pasaba recitándolos.

- ¿Te abrirías a otros estilos que no sean folclóricos?- Por el momento no. El problema que tengo es que siempre lucho con querer generar un artista internacional exitoso y conservar las raíces. Sería ideal convertirme en un Gieco que es un tipo que encaja tanto en un festival de rock como en uno de folclore. Creo que el folklore me va ayudar para diferenciarme de los demás artistas.

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