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sábado, octubre 13, 2007

FESTEJO EN PARAGUAY

Soledad Pastorutti conquistó con su frescura y simpatía.
Con sombrero y sin poncho, Soledad Pastorutti abrió su show con “Una fiesta”, pasadas las 23 del jueves, anticipando lo que depararía la velada en que ofreció una veintena de sus éxitos, durante casi hora y media.
“¿Todos gente de Paraguay?”, saludó. Enseguida, con locuacidad, La Sole armó el diálogo con su público y contó su carrera en pocos minutos. Consciente del tipo de espectáculo que tenía por delante, manejó el acercamiento con simpatía y desenvolvimiento. Dijo que este tipo de shows son de los más difíciles para los artistas “porque se percibe todo” y que trataría que a nadie le hiciera mal la cena.

Contó que es de Arequito (“somos de pueblo chico, por eso nos agrandamos”), localidad santafesina de 7 mil habitantes, donde empezó a cantar a los 8 como hobby, pero cuenta profesionalmente desde los 12, cuando irrumpió en Cosquín. Así recordó su años infantiles en el campo, juntando bichitos de luz, trepando árboles... introducción suficiente para “Nunca me fui”.

Acomodada en una banqueta entonó la melódica “Donde vayas” (cover del grupo Elefante), junto al tango “Entre a mi pago sin golpear”, que acumuló fuertes aplausos por la gran demostración de los potentes registros de su voz.

Entonces inició el relato de un novio a quien tras una actuación descubrió que la engañaba con dos amigas (ella tenía 15), que se extendió por tres canciones, con “Que nadie sepa mi sufrir” como celebrado broche de oro.En medio, llegó la medianoche y su flamante esposo (se casaron hace 5 meses) subió con una torta con velas, y recibió el “cumpleaños feliz” del público.

Su hermana Natalia ingresó con “Agitando pañuelos” y se quedó hasta el final, en los últimos siete temas. Con chacareras como “De fiesta en fiesta” y “Alma, corazón y vida” se prendió la emoción, hubo hasta un solo de bombo. Pura energía, Soledad parecía por momentos más una cantante pop: bailando, saltando, recorriendo el pequeño escenario, contagiando su diversión.El poncho se revoleó recién al final, con “A Don Ata”, para el furor del público. Las hermanas volvieron para un único bis: “El tren del cielo”.

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