Por: Ricardo Salton
Actuación de Soledad. Con J. Calcaterra, A. Arauco, J.
López (guitarras), S. López (percusión), A. Trappanoto (batería), J. Castelli
(acordeón), P. Santos (bajo, dir. musical), E. Spinassi (piano). Participación
especial de N. Pastorutti. Invitados: F. Saravia, L. Pereyra y M. Sosa. (Gran
Rex; 7 y 8 de octubre; repite 3/11.) Soledad Pastorutti ya no necesita dar
exámenes. Ha superado las críticas, ha soportado sus cambios de rumbo -el más
fallido, fue aquel que la llevó a grabar a los Estados Unidos bajo las órdenes
de Emilio Estefan-, y ha terminado por forjarse un público propio. Ese público
de hoy, más parecido al de «Chiquititas» que al de las peñas folklóricas, tiene
muchos puntos de contacto con el de cualquier baladista latino. Y sus clubes de
fans cubren bulliciosamente las primeras filas de platea, llenan de papelitos
las butacas y los pasillos como en un partido de fútbol y conocen cada una de
las canciones del repertorio, aún aquellas que no han sido grabadas. Soledad ya
no es una joven promesa. Con diez años de historia pública sobre sus espaldas,
se ha transformado en una mujer -cuyo futuro casamiento tiene destino de
televisión- que ha crecido muchísimo como cantante en el aspecto técnico, y que
ha decidido hacer pie en el estilo que la hizo popular en sus comienzos. Estos
conciertos de festejo por el décimo aniversario, y sin disco nuevo por
presentar, están planteando una suerte de popurrí personal. Y en esa mezcla
-distinta para cada show- conviven las canciones folklóricas, los temas
latinoamericanos y las baladas pop. El objetivo es repasar la historia.
Entonces, no importa esa combinación aparentemente caótica -como la versión de
la «Chacarera de un triste» de Yupanqui pegada a dos temas mexicanos acompañados
por mariachis-, ni que varias zambas, chacareras y huaynos se entreguen en
«mixes» que contradicen la lógica coreográfica, ni que su banda y su propio modo
de interpretar conserven un estilo «combativo», todo fuerte, rápido, intenso,
aun en canciones que requerirían algo de tranquilidad. La santafesina se adueña
del escenario desde el primer acorde y no lo suelta hasta el final, con brindis
de festejo incluido. En el ínterin pasan su hermana Natalia, permanente invitada
de lujo; también crecida y muy seductora; una orquesta de mariachis no
amplificada y, por lo tanto, más escenográfica que musical, los cantantes
Facundo Saravia y Luciano Pereyra o un video, compartido desde el vivo, de
Mercedes Sosa, y una introspectiva e impecable versión de la «Canción del
jangadero».
SOLEDAD PASTORUTTI , LA SOLE, 15 AÑOS JUNTOS .
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martes, octubre 10, 2006
Soledad afianza estilo definitivo. Ambitoweb
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