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lunes, mayo 18, 2009

CRITICAS FRIAS A UN MEGA SHOW EXTRAORDINARIO:

UN SHOW FOLKLORICO BIEN POPULAR, DE LA MANO DEL NOCHASO

CLARIN
Una fiesta demasiado medida
El recital del sábado en Vélez tuvo algunos buenos momentos, pero careció del calor esperado.


Todo estaba previsto, luego de cuatro meses de preparación. El escenario de 40 metros, el repertorio de 30 canciones y las imágenes para ser proyectadas en pantalla gigante. Pero pocos imaginaron una noche de sábado tan helada en Liniers. Y quizás tampoco un show tan medido, de dos horas y sin excesos, cuando en el escenario estaba el hombre que supo asar una vaquillona en la Bombonera, organizar una procesión a la Virgen e ingresar triunfal en un pura sangre.Pero esta vez, el Chaqueño Palavecino venía acompañado por Los Nocheros y Soledad. Los artistas con mayor poder de convocatoria del folclore actual presentaron en Vélez La Fiesta. Juntos de Verdad (¿era necesaria la aclaración de veracidad?), un show en el que cantaron temas propios y otros que forman parte del repertorio de las guitarreadas.El recital abrió con Somos el pueblo y Mensaje de chacarera. De entrada, quedó claro que el escenario y el uso de la palabra iban a estar compartidos. Y que no había lugar para vedetismos. "Buenas noches, país", comenzó Palavecino. Y se sumó al saludo Kike Teruel, ante un estadio con buen marco de público, pero muy lejos de estar repleto.En casi todo el recital, Los Nocheros, Soledad y El Chaqueño cantaron juntos, con distintos cruces; además, compartieron una banda formada por músicos de los tres grupos. En suma: fue una apuesta pensada en conjunto y alejada del concepto fácil y festivalero de set de 40 minutos más una reunión final.Sin embargo, tantas voces y tantos músicos en el escenario también pueden producir resultados dispares. El Chaqueño y Soledad fueron los encargados de "llevar la melodía", mientras Los Nocheros jugaban a armonizar. En otros casos, los roles se cruzaron. Quizá los duetos menos felices -por diferencia de registros, elección de la canción o falta de comunión- fueron los de Rubén Ehizaguirre con la Sole y los de ella con Alvaro Teruel. El Chaqueño, por su parte, estuvo demasiado contenido, algo que por momentos le sienta bien pero que puede decepcionar a sus seguidores, acostumbrados al canto pelado y desmedido.Canción del adiós, en versión de Los Nocheros y Pastorutti, con un solo de piano y con buenos contrapuntos, fue uno de los hallazgos de la noche. Capítulo aparte merece el cruce de la chica de Arequito con Palavecino en Que hable ella. En la canción, jugaron a ser Pimpinela. "Si me divorcio de vos te saco la Hummer", le dijo ella, en referencia a la camioneta que compró él con escándalo judicial posterior.Cuando llegaba el final, no faltaron los clásicos de cada uno: A Don Ata (Soledad), Amor salvaje (Chaqueño) y La Yapa (Los Nocheros), en versión rocanrolera; también pasaron los invitados Natalia Pastorutti y Los Tekis.Ahora viene un nuevo recital en Córdoba y la idea de recorrer el país con el espectáculo. El desafío es cómo potenciar cada vez más las voces de cada uno. Cómo evitar que La Fiesta. Juntos de Verdad tenga sólo un efecto acumulativo y comience a ser un proyecto musical y un idioma común. En suma: cómo hacer para que, en todos los temas, uno más uno más uno sea siempre tres.






NACION:
Los máximos exponentes del folklore de los años 90



Divide y reinarás. Esta es una de las formas de hacer política para acumular poder. Otra es la convergencia, la transversalidad, el pluralismo. El negocio de la música no funciona de esa manera, pero a veces se le parece. Y se podría decir que el Chaqueño Palavecino, Soledad y Los Nocheros, tres pesos pesados del folklore surgidos en la década del noventa, convergieron en un proyecto común para el cual debieron resignar despliegue individual y algunos de los gestos más exacerbados de sus personalidades. Tras la presentación que dieron anteanoche, en la cancha de Vélez Sarsfield, con el espectáculo La fiesta: juntos de verdad es posible suponer que el resultado económico seguramente no fue el deseado (habrían necesitado mucha más gente de la que asistió para llenar el estadio) y que el artístico fue elogiable por la capacidad de estos músicos para dejar a un lado gestos de divismo y hasta la simple actitud de un solista para ponerse al servicio de un espectáculo sobrio, pero no por eso aburrido, que resultó una buena síntesis del trabajo que cada uno viene desarrollando en la última década. Y el público lo pasó bien.
El proyecto de esta juntada surgió cuando Soledad y Los Nocheros participaron como invitados en un recital de Palavecino en el Luna Park. Fue ahí donde se les ocurrió un espectáculo conjunto. Al principio, lo pensaron a modo de festival, en el que cada uno haría su set , pero luego se entusiasmaron y decidieron un solo show para interactuar los tres. La decisión fue acertada.
Soledad resignó chauvinismo; el Chaqueño resignó parte de su presencia escénica y su caudal de voz arrolladores, y Los Nocheros resignaron ese romanticismo a veces exacerbado que conquista a la platea femenina. A cambio, ofrecieron un show apto para todo público, apuntado especialmente a la familia, de poco más de dos horas, y al que no le faltó ni le sobró nada de lo que estos músicos tenían para dar. Aunque Soledad y Los Nocheros también cantan otras músicas, el centro de todo el espectáculo fue el folklore y tuvo varios hits de cada uno: "Que nadie sepa mi sufrir", "A don Ata", "La yapa", "Amor salvaje" y "Don Amancio", entre otros. También hubo momentos graciosos, como una escena en la que Pastorutti y el Chaqueño se pelearon al mejor estilo Pimpinela, y un tema más pop, casi un guiño a la platea juvenil, protagonizado por Soledad y Alvaro Teruel, el más joven de Los Nocheros.
Y aunque se pueda pensar que para el resto del recital estaban un poco contenidos porque necesitaban mucha concentración para entrar en la estrofa o en el verso que le correspondía a cada uno (el arreglo vocal de cada tema fue pensado en detalle), el público, que había ido bien abrigado porque la noche era fría, terminó agitando los gorros y las bufandas.
A este debut en el estadio de Vélez le sigue otra actuación en el Orfeo de Córdoba. La idea del flamante trío es seguir con esta propuesta por el interior del país.

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