NOTA DE SOLEDAD EN CLARIN
Soledad: "Siento que recién ahora me respetan"
Hoy sale su décimo disco en estudio, dedicado íntegramente al folclore. En una larga charla, habla de sus inseguridades, de los cambios en su carrera y de la reconciliación con Mercedes Sosa. Y opina sobre el conflicto entre el campo y el gobierno.
No. no vuelvo al folclore. No puedo volver a un lugar del que no me fui". Soledad Pastorutti, 27 años, casada, ocasional actriz y conductora de televisión, empresaria del espectáculo y hasta... ¡sojera!, conserva la frescura de una adolescente pero desliza la experiencia de una veterana del business. Hiperquinética hasta el insomnio, dice: "Ocurre que como intérprete me gustan otros desafíos. Además, de chiquita yo cantaba folclore pero también escuchaba pop y balada. Soy así en la música y en la vida: hice yoga, pilates, danzas clásicas, tenis, en fin, cine, tele... Es mi forma de ser".
Folklore sale hoy y es su disco número diez desde que en 1996, con Poncho al viento, ponía el folclore argentino cabeza para arriba y convocaba hordas de chicos y chicas de pantalones bombacha y sombrero. Pasó el tiempo, pasó el boom: la cantante denostada por la prensa, envidiada por los colegas y esquilmada económicamente por las hienas del género, dice ahora que pasa por su mejor momento. "Está todo tan bien que me asusta".
¿Por qué?
Estoy instalada artísticamente, creo que he crecido mucho, disfruto de lo que hago. Recién ahora siento que me respetan. Hace poco fui a un taller de la palabra, una cuestión medio literaria a la que me llevó Marcela Morelo, y hablábamos justamente de eso, del éxito y el fracaso. Nada es seguro, nada es para siempre, hay que estar preparada para todo.
¿Y cuál crees que es el motivo por el que estás "tan bien que asusta?"
Son varios. Yo no creo en el blanco y negro, creo en los grises. El respeto de mucha gente vino después del casamiento... es raro, ¿no? (se ríe). Estoy distinta. Más afirmada. Estoy cantando mejor y tengo más control de mi carrera. Y eso que soy la mujer más autocrítica del mundo, y también la más insegura. Yo me voy de acá y a lo mejor en medio de la noche me despierto pensando en este reportaje: "¿Habré sido clara con tal idea?, ¿me habrá entendido cuando dije tal cosa?". Soy igual cuando me va bien y cuando me pego algún palo.
¿Te pegaste muchos palos?
Y... algunos.
El disco que hiciste con Emilio Estefan, por ejemplo...
A mí me gusta ese disco. Pero me mataron. Ahora lo puedo entender. Estaba muy expuesta. Yo era la escarapela del folclore y de pronto me llevan a grabar a Miami.... ¿Que hace esta piba de Arequito en los Estados Unidos? ¡Leña! Coincidió en que estaba en una etapa especial de la adolescencia: comencé a arreglarme, a maquillarme... ¡y muchos pensaron que era por Yo sí quiero a mi país! Lo cierto es que no fue un fracaso: el segundo disco vendió menos que el primero, y el tercero menos que el segundo. Y este siguió esa tendencia. En algunos países entré por Yo sí quiero a mi país. Pero no hubo un trabajo continuado. Me quedé con la espina de no haber podido entrar en América latina. Es complicado el concepto cantante argentino internacional, al mexicano le va mejor. Acá sacando a Diego Torres, no queda nadie. Con el rock argentino fue diferente... Pero claro, el rock argentino es insuperable".
Soledad Pastorutti, cuenta, pasó otros momentos complicados. Destaca la muerte de su abuela ("algo muy personal") y, en otro plano, el juicio que le iniciaron los músicos que tocaban con ella ("juicio que acabamos de ganar") y el ruidoso alejamiento de César Isella. Sigue conduciendo por Canal 7 el ciclo musical Ecos de mi tierra (domingo a las 21) y está al frente de la productora Ecos de la posta. ¨Producimos festivales, discos. Es casi una empresa familiar. Está mi viejo, mi hermana Naty, Jere, una amiga de Arequito".
¿No es una mochila pesada?
Es un lío. Tengo empleados, un motivo más de preocupación. Pero siento que es lo que tengo que hacer... En la vida hay que arriesgarse. Me hago mala sangre con la productora pero a su vez me da libertad. Pero sí, es complicado. El país es complicado, lo artístico está complicado. Hay mucha inestabilidad. Bajó mucho el trabajo en el interior.
Sos de Arequito, plena pampa húmeda... ¿qué pensás del conflicto entre el gobierno y el campo?
Uff... Difícil, ¿no? Mirá: Arequito es el centro sojero del país... ahí se hace la Fiesta Nacional de la Soja. Mi música sonó en todos los piquetes. Y yo hasta tengo campos.
¿Tenés campos?
Sí, sí, los compré como inversión, los dimos para sembrar. Mi familia es toda del campo: mi tío no tiene tierras pero la trabaja; mi suegro se dedica al campo de toda la vida. El hombre del agro hace años que sufre, desde los '90. Lo que te puedo decir es que los gringos son laburantes en serio, sean dueños o no, y que en todo este lío son todos autoconvocados. Mi sentimiento está con el campo. Me llamaron para ir a cantar a todos lados... Por otra parte, estoy en contra de cualquier corte de ruta. Adoro la democracia y quiero que esto se arregle ya. Estamos todos un poco cansados...
Mientras termina de construir una casa en su pago, fantasea con criar a sus hijos y lograr proyectar su carrera sin necesidad de pasar por Buenos Aires. "Pienso mucho en la maternidad. ¡Me casé para ser madre! Jeremías va a ser un gran padre. Es muy familiero. Le cuesta todo lo que tenga que ver con el ambiente artístico."
Da detalles de su reconciliación con Mercedes Sosa: "Ella me invitó a comer y después le devolví el convite: hice venir a mi abuela para que amasara tallarines caseros. A la Negra le encantaron. Cuando me puse a pensar en este disco, tenía en la cabeza su álbum Escondido en mi país. Ese sonido quería. Por eso Folklore lo hicimos con el Portugués Da Silva, el mismo ingeniero de grabación".
Los casetes se consumen. Soledad habla mucho y rápido. Al final, se queda pensando: "No hago terapia, no tomo pastillas. De chica iba a peñas, pero era muy menor para disfrutarlas; después crecí, pero me las perdí por ser tan famosa. El vértigo te quita demasiadas cosas. Tendría que parar un poco", dice, piensa en silencio, mira a los ojos, sonríe y musita: "Ni yo me lo creo".
Folklore sale hoy y es su disco número diez desde que en 1996, con Poncho al viento, ponía el folclore argentino cabeza para arriba y convocaba hordas de chicos y chicas de pantalones bombacha y sombrero. Pasó el tiempo, pasó el boom: la cantante denostada por la prensa, envidiada por los colegas y esquilmada económicamente por las hienas del género, dice ahora que pasa por su mejor momento. "Está todo tan bien que me asusta".
¿Por qué?
Estoy instalada artísticamente, creo que he crecido mucho, disfruto de lo que hago. Recién ahora siento que me respetan. Hace poco fui a un taller de la palabra, una cuestión medio literaria a la que me llevó Marcela Morelo, y hablábamos justamente de eso, del éxito y el fracaso. Nada es seguro, nada es para siempre, hay que estar preparada para todo.
¿Y cuál crees que es el motivo por el que estás "tan bien que asusta?"
Son varios. Yo no creo en el blanco y negro, creo en los grises. El respeto de mucha gente vino después del casamiento... es raro, ¿no? (se ríe). Estoy distinta. Más afirmada. Estoy cantando mejor y tengo más control de mi carrera. Y eso que soy la mujer más autocrítica del mundo, y también la más insegura. Yo me voy de acá y a lo mejor en medio de la noche me despierto pensando en este reportaje: "¿Habré sido clara con tal idea?, ¿me habrá entendido cuando dije tal cosa?". Soy igual cuando me va bien y cuando me pego algún palo.
¿Te pegaste muchos palos?
Y... algunos.
El disco que hiciste con Emilio Estefan, por ejemplo...
A mí me gusta ese disco. Pero me mataron. Ahora lo puedo entender. Estaba muy expuesta. Yo era la escarapela del folclore y de pronto me llevan a grabar a Miami.... ¿Que hace esta piba de Arequito en los Estados Unidos? ¡Leña! Coincidió en que estaba en una etapa especial de la adolescencia: comencé a arreglarme, a maquillarme... ¡y muchos pensaron que era por Yo sí quiero a mi país! Lo cierto es que no fue un fracaso: el segundo disco vendió menos que el primero, y el tercero menos que el segundo. Y este siguió esa tendencia. En algunos países entré por Yo sí quiero a mi país. Pero no hubo un trabajo continuado. Me quedé con la espina de no haber podido entrar en América latina. Es complicado el concepto cantante argentino internacional, al mexicano le va mejor. Acá sacando a Diego Torres, no queda nadie. Con el rock argentino fue diferente... Pero claro, el rock argentino es insuperable".
Soledad Pastorutti, cuenta, pasó otros momentos complicados. Destaca la muerte de su abuela ("algo muy personal") y, en otro plano, el juicio que le iniciaron los músicos que tocaban con ella ("juicio que acabamos de ganar") y el ruidoso alejamiento de César Isella. Sigue conduciendo por Canal 7 el ciclo musical Ecos de mi tierra (domingo a las 21) y está al frente de la productora Ecos de la posta. ¨Producimos festivales, discos. Es casi una empresa familiar. Está mi viejo, mi hermana Naty, Jere, una amiga de Arequito".
¿No es una mochila pesada?
Es un lío. Tengo empleados, un motivo más de preocupación. Pero siento que es lo que tengo que hacer... En la vida hay que arriesgarse. Me hago mala sangre con la productora pero a su vez me da libertad. Pero sí, es complicado. El país es complicado, lo artístico está complicado. Hay mucha inestabilidad. Bajó mucho el trabajo en el interior.
Sos de Arequito, plena pampa húmeda... ¿qué pensás del conflicto entre el gobierno y el campo?
Uff... Difícil, ¿no? Mirá: Arequito es el centro sojero del país... ahí se hace la Fiesta Nacional de la Soja. Mi música sonó en todos los piquetes. Y yo hasta tengo campos.
¿Tenés campos?
Sí, sí, los compré como inversión, los dimos para sembrar. Mi familia es toda del campo: mi tío no tiene tierras pero la trabaja; mi suegro se dedica al campo de toda la vida. El hombre del agro hace años que sufre, desde los '90. Lo que te puedo decir es que los gringos son laburantes en serio, sean dueños o no, y que en todo este lío son todos autoconvocados. Mi sentimiento está con el campo. Me llamaron para ir a cantar a todos lados... Por otra parte, estoy en contra de cualquier corte de ruta. Adoro la democracia y quiero que esto se arregle ya. Estamos todos un poco cansados...
Mientras termina de construir una casa en su pago, fantasea con criar a sus hijos y lograr proyectar su carrera sin necesidad de pasar por Buenos Aires. "Pienso mucho en la maternidad. ¡Me casé para ser madre! Jeremías va a ser un gran padre. Es muy familiero. Le cuesta todo lo que tenga que ver con el ambiente artístico."
Da detalles de su reconciliación con Mercedes Sosa: "Ella me invitó a comer y después le devolví el convite: hice venir a mi abuela para que amasara tallarines caseros. A la Negra le encantaron. Cuando me puse a pensar en este disco, tenía en la cabeza su álbum Escondido en mi país. Ese sonido quería. Por eso Folklore lo hicimos con el Portugués Da Silva, el mismo ingeniero de grabación".
Los casetes se consumen. Soledad habla mucho y rápido. Al final, se queda pensando: "No hago terapia, no tomo pastillas. De chica iba a peñas, pero era muy menor para disfrutarlas; después crecí, pero me las perdí por ser tan famosa. El vértigo te quita demasiadas cosas. Tendría que parar un poco", dice, piensa en silencio, mira a los ojos, sonríe y musita: "Ni yo me lo creo".
Su canto es pura tierra
Walter Domínguez
Está clarita, Soledad. Dice que lo que siente, lo que piensa y siempre a esa velocidad que trae desde Poncho al viento, su primer disco. Nueve álbumes después, reinstalada totalmente en el folclore, se reivindica sojera, defiende a los gringos y a los chacareros y destaca que la empezaron a respetar después de ser una mujer casada. Es bien difícil no simpatizar con Soledad, esa nena que creció frente al público y se hizo artista de verdad trajinando escenarios en cuanto festival se le cruzara. Y tiene razón cuando dice que nunca se fue del folclore: si ella —su voz, su canto— es pura tierra.
"Folklore", tema por tema
"Habían pasado dos años de mi disco anterior. No sabía bien qué hacer. Estaba insegura. La compañía me dijo: grabá demos. Y me puso a Matías Zapata como productor. Hicimos unos 50 demos, que escuché 250 mil veces. Porque una cosa es que te guste una canción, y otra es que cómo queda tu voz en esa canción."
Y quedaron 14 piezas folclóricas, con un sonido económico, acústico, concentrado en la guitarra de Jorge Giuliano y expandido en la riqueza tímbrica del acordeón de Juanjo Castelli. Soledad repasa tema por tema:
La vieja (Díaz-Díaz-Mazzanti): "Es el primer corte, una chacarera poderosa. La elegí porque sentí que estaba escrita para mí".
Zamba por vos (Zitarrosa): "Siempre la quise cantar. Don Alfredo es un maestro".
Virgen india (Albarracín): "Uno de los temas obvios del folclore, pero que no está quemado".
Canción del jornalero (Méndez): "La vengo haciendo en vivo desde hace mucho tiempo".
Del tiempo de mi niñez (Coco Díaz): "Tenía muy presente la versión de Mercedes Sosa".
Fina estampa (Chabuca Granda): "Hay tantas versiones. La que seguí es la de la propia Chabuca. Pero me encanta la de Caetano. Toca Lucho González".
Río rebelde (Clauss-Ayala-Aguirre): "Mi papá hace años que me pide que la grabe. La versión que tengo más presente es la de... ¡Julio Iglesias!"
La litoraleña (Guarany): "Siempre le grabo algo a Horacio. Me encanta el tema".
Cuando llegue el alba (Figueroa-Belloso): "Me recuerda a mi niñez, cuando me encerraba en el auto de mi viejo a escuchar a Cafrune".
Piensa en mí (María Teresa Lara Aguirre): "Es de Luz Casal, lo hace en Tacones lejanos. Lo volvimos rasguido doble y le metimos un acordeón".
Luz de luna (Alvaro Carrillo Alarcón): "Una muestra de mi pasión por la música mexicana".
Nacer y morir (Zapata-González): "Chacarera que no iba a quedar en el disco . Me siento identificada con la letra".
Trasnochados espineles (Cholo Aguirre): "Fue una decisión más de Matías que mía. Pero al final me gustó".
Escucha a tu corazón (Morelo-Lugo): "Lo hicimos huayno. Una letra emocionante".
Y quedaron 14 piezas folclóricas, con un sonido económico, acústico, concentrado en la guitarra de Jorge Giuliano y expandido en la riqueza tímbrica del acordeón de Juanjo Castelli. Soledad repasa tema por tema:
La vieja (Díaz-Díaz-Mazzanti): "Es el primer corte, una chacarera poderosa. La elegí porque sentí que estaba escrita para mí".
Zamba por vos (Zitarrosa): "Siempre la quise cantar. Don Alfredo es un maestro".
Virgen india (Albarracín): "Uno de los temas obvios del folclore, pero que no está quemado".
Canción del jornalero (Méndez): "La vengo haciendo en vivo desde hace mucho tiempo".
Del tiempo de mi niñez (Coco Díaz): "Tenía muy presente la versión de Mercedes Sosa".
Fina estampa (Chabuca Granda): "Hay tantas versiones. La que seguí es la de la propia Chabuca. Pero me encanta la de Caetano. Toca Lucho González".
Río rebelde (Clauss-Ayala-Aguirre): "Mi papá hace años que me pide que la grabe. La versión que tengo más presente es la de... ¡Julio Iglesias!"
La litoraleña (Guarany): "Siempre le grabo algo a Horacio. Me encanta el tema".
Cuando llegue el alba (Figueroa-Belloso): "Me recuerda a mi niñez, cuando me encerraba en el auto de mi viejo a escuchar a Cafrune".
Piensa en mí (María Teresa Lara Aguirre): "Es de Luz Casal, lo hace en Tacones lejanos. Lo volvimos rasguido doble y le metimos un acordeón".
Luz de luna (Alvaro Carrillo Alarcón): "Una muestra de mi pasión por la música mexicana".
Nacer y morir (Zapata-González): "Chacarera que no iba a quedar en el disco . Me siento identificada con la letra".
Trasnochados espineles (Cholo Aguirre): "Fue una decisión más de Matías que mía. Pero al final me gustó".
Escucha a tu corazón (Morelo-Lugo): "Lo hicimos huayno. Una letra emocionante".
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