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lunes, noviembre 20, 2006

EL PASO DEL HURACAN POR BELLA VISTA


Después de los inconvenientes causados por la lluvia, finalmente Soledad Pastorutti se presentó en Bella Vista. El talento y la pasión de la cantante logró animar al público que en un principio se mostró fastidioso. Fue un gran espectáculo.
Durante todo el día se dudó de su presentación. Sin embargo, sólo se modificó el programa. La Sole esperaba ansiosa cuanto antes subir al escenario y el gran momento había llegado. La cantante de Arequito tuvo la difícil tarea de animar a un público que, al parecer, la lluvia fastidió. No obstante, el talento, la pasión y las clásicas canciones de la artista pudieron animar a esas 7 mil personas que se acercaron hasta el Complejo Polideportivo Julio Cesar Cosani para disfrutar de su show y de la segunda noche de la Fiesta Nacional de la Naranja, que se realiza en Bella Vista y concluyó ayer con una jornada especialmente destinada a los jóvenes.Desde muy temprano, un frío viento y una llovizna intermitente hacían de la fiesta una opción no muy aconsejable, pero ello no importó a miles de familias que, con las precauciones que la circunstancia ameritaba (abrigos y gorritos), llegaron hasta el predio del polideportivo. Sin embargo, desde que se abrieron las puertas, a las 18 para la Expo Frutos, la concurrencia no fue masiva, recién cuando se aproximaba la hora en que ella actuaría (la Sole) la multitud se amontonó en el acceso y el personal encargado de supervisar esa tarea no pudo ser ágil, eran apenas seis. Y el momento tan esperado llegó. Soledad ingresó al escenario a las 0.30, por supuesto que antes lo hicieron sus músicos. El juego de luces hacía más especial su llegada y, detrás de una cortina de humo se vislumbraba su esbelta figura. El presentador, Arturo Cuadrado, la llamó el huracán Soledad.Cuando la presentó sólo se la pudo ver detrás de la cortina de humo. Los músicos tocaron la introducción de una de sus canciones más exitosas, A don Atahualpa, y luego un rotundo silencio; ella empezó a entonar las estrofas de un chamamé. El público sólo miraba. Ella de a poco se acercó a lo más alto del escenario, vestida toda de negro, con un sombrero y un cinturón con los colores de la bandera nacional.Saludó e inmediatamente empezó a cantar, con la particular voz que la caracteriza. No paró hasta la tercera canción y en ese momento reclamó al público, de manera gentil, más entusiasmo. Les dijo que los chamamés y la milonga interpretados eran inéditos, sólo para el pueblo bellavistense, lo que le valió apenas un tibio aplauso. Decidida a dar un buen espectáculo, Soledad interpretó sus mejores canciones, bailó, saltó e invitó a todos a cantar y a levantarse de sus asientos. Las 1.200 personas que estaban en las plateas (sillas) poco a poco fueron despertando de su letargo, mientras que la gente que estaba en los alrededores fue siempre más efusiva.Luego de una hora, más exactamente a la 1.30, Soledad invitó a su hermana Natalia para acompañarla en el escenario. Para entonces el público ya mostraba toda su calidez. Juntas cantaron media hora más. Pero el momento de partir había llegado, Soledad agradeció a la Municipalidad, a los citricultores, y prometió que después de la última canción volvería si el publico se lo pedía.La Sole se despidió, los músicos amagaron retirarse e inmediatamente la gente empezó a gritar al unísono “Sole no se va, Sole no se va”. Ella hizo caso al clamor de la multitud. Volvió corriendo, el público se estremeció y entonces la cantante realizó un popurrí con sus clásicas canciones de sus diez años de carrera. La postal de la noche, sin lugar a dudas, fueron las 9 mil personas revoleando el poncho comandadas por la cantante de Arequito.
Agustín Gómez

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